El correo que nunca recibiré
Pareció un día como otro cualquiera, pero mi estómago me auguró lo contrario. Ese pequeño nudo en las tripas, tan familiar, nunca mentía. Tras desayunar fui a la oficina, donde los líos de siempre me ocuparon toda la mañana. Al regresar de comer, que dicho sea de paso, lo hice sin ganas, intenté huir de...