En cierta ocasión, un fotógrafo y un pintor muy afamados, se dieron cita para desayunar y compartir ( o quizá sería más certero decir presumir ), sus más recientes obras.

– Qué excelentes fotografías has logrado, mi amigo, refirió el pintor al fotógrafo, sin duda debes contar en tu haber con una cámara fotográfica muy buena, capaz de lograr captar hasta el más ínfimo detalle.

– Así es mi querido colega, contestó el fotógrafo. Mi cámara es tan buena como sin duda lo es tu pincel, capaz de lograr la mezcla de colores exactos que dan tal exquisitez a tus pinturas.

Lo mismo pasa con el escritor. Personalmente pienso que no es tan importante el medio utilizado como el talento de quien quiere plasmar sus ideas en palabras.

Si bien es cierto que la era digital ha despertado infinidad de mentes creativas que, utilizando la tecnología, pretenden vivir de la escritura, también ha servido como terapia, pues sin duda sirve como desahogo para cualquier mente inquieta.

Para constatar lo anterior, basta ver la cantidad de niños y jóvenes que últimamente han ingresado a este Club, y sin importarles las críticas ni mostrar ninguna vergüenza, publican la primera cosa que se les ocurre sin siquiera releerlo antes ni preocuparse por las garrafales faltas de ortografía, redacción y sintaxis cometidas.

Es por esto que personalmente pienso que tanto la digitalización de esta era como la aparición de Facebook, Twitter, Instagram, Google, WhatsApp y todas las redes sociales existentes, sirven actualmente más de terapia para niños y jóvenes que de herramienta para mejorar en particular la escritura. Creo que sólo los adultos que nacimos antes que estas redes, podemos valorarlas en la perfecta dimensión que tienen: como una herramienta para mejorar nuestro trabajo.

Estoy convencido que los jóvenes de hoy no se pueden imaginar un mundo sin estas redes, ni sin tanta tecnología como la de microondas, celulares, computadoras, tables, etc.

Particularmente me preocupa mucho y entristece este hecho, pues estoy convencido que la vida va más allá del utilizar todos estos inventos.

Yo soy de los que prefiero leer un libro impreso y bien encuadernado que hacerlo en mi iPad. Sentir el papel, su textura, olerlo , acariciarlo, es un placer que para mi no tiene sustituto.

El poder ver a simple vista cuánto llevo leído y cuánto me falta por leer, es algo que para mi no tiene precio.

Curiosamente, y a pesar de ser Ingeniero en Electrónica, creo que el arte y la tecnología no se llevan muy bien, aunque estoy convencido que últimamente ha nacido un nuevo tipo de arte digital, que se aplica tanto a la pintura como a la fotografía y por supuesto la música, sin dejar de lado la literatura.

Es muy difícil que en nuestra era surja un nuevo Beethoven, un Van Gogh, un Da Vinci, un Shakespeare, un Mozart, y ellos no necesitaron de nuestra tecnología actual para crear sus obras.

Me aterra el pensar lo que las nuevas tecnologías como de los celulares, el internet, los microondas y muchas otras más puedan afectar a futuras generaciones de nuestros nietos, bisnietos, tataranietos etc. , pues debido a su escaso tiempo transcurrido desde su invención, no han tenido suficiente tiempo para ser probadas, antes de lanzar su comercialización masiva.

Concluyendo: no estoy en contra de la tecnología, y la utilizo siempre que puedo y siempre y cuando este hecho no transgreda mis valores ni mis principios. Sin embargo no creo que debamos apoyarnos en ella totalmente, olvidando que la cámara fotográfica, los pinceles, el internet y todas sus redes sociales no son más que una herramienta, y nunca considerarlos un pilar o una base ineludible que sea indispensable en nuestras vidas,

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS