La esquina de casa
Cuando era chica y nos mudamos al barrio, ahí había un baldío demarcado por chapas de Zinc. Allí vivía un hombre delgado, alto, con ojos esquivos y la cara marcada por el tiempo. Siempre con un sombrero gris sucio. El hombre dormía en una pequeña construcción hecha también con chapas de Zinc, sin agua corriente...