Lejana y querida Córdoba.
En mi primer viaje aún llevaba trenzas. Podía haber sido un drama para mí porque me iban a quitar mis pertinaces amígdalas, pero ahora tras haber hecho muchos sé que aquel fue mi mejor viaje. Se lo debí a mis gordas anginas y fue gracias a mi padre. Ninguno otro después se ha le podido...