Imprevistos
—Kut-kudaj, kut-kudaj —repetía Sergey Petrov frente a la casa de rejas azules en la calle indicada del pequeño pueblo mexicano, cercano a Coyoacán, el 19 de agosto de 1940. La contraseña pactada para que le abrieran la puerta era imitar a una gallina; entregaría la nota con información confidencial y regresaría inmediatamente, en su motocicleta,...