Más vidas que un gato
No sintió miedo. Sólo una inconfundible tristeza por los hijos, por la mujer, extrañamente resignado. Podía enfrentarse cara a cara con Dios sin miedo. Eso pensaba. Había entrado al Madrid sitiado durante lo más fuerte de los bombardeos.Comandaba un convoy de abastecimiento. Conoció a Hemingway, a Dos Pasos, aMartha Gellhorn, y a la mayoría de...