Otra historia de amor.
La azulina golpeaba suavemente contra el cristal en aquella tarde lluviosa y desapacible, mientras abuela Leonor dormitaba en su cama; aquella cama en la que no se sabe porque dolor, ausencia, o desaliento, decidió meterse para no volver a salir jamas.-Como si ya la vida hubiera dejado de importarle-. El viejo reloj de pared medía...