En la ciudad de los cerros.
Llegó el otoño, los parques están cubiertos por un especie de mantón amarillento y en la copa de los árboles ya apenas hay hojas y las pocas que hay están ya casi sin vida. Llevaba ya unos días escuchando la misma banda sonora, el sonido casi imperceptible de los relámpagos, la explosión de los truenos...