EL SUEÑO DE LUCAS
Asomó entre tiritones el hocico sucio y congelado; aquella noche de finales de febrero corría una fuerte ventisca que aturullaba los oídos y hacía a los árboles tambalearse con violencia. Alzó los ojos al cielo y contempló las estrellas que lo cubrían, tantas que el ojo humano jamás había logrado contar; temblaba de frío pero,...