Marguenta Filipina
Marguenta tenía los ojos mandones, carismáticos y saltones; Y resulta, que después de cinco días de eterno castigo sin comer nada dulce, con su embarre de polvo y su pinta boca rojo, volvía trayéndome la arepa sin pasas. – ¡Muchacha dei carajo! (Orgulloso acento Pueblerino de Santo Domingo) – ¡Tan! sonó – No se come...