Un beso remitente.
Te escribo como puedo medio agachado, intentando doblar mis dedos rígidos debido al frío gélido, cubriéndome con mi sucio uniforme para evitar que la lluvia empape estás pocas palabras. No sé si saldré de esta tumba ambientada por la sonata de morteros, ni si quiera sé si llegará esta postal a tus dulces y tersas...