A VECES LLEGAN CARTAS…
Anverso. Madre: No me acuses de perderme así, de renunciar así a todo. A tus brazos que me acunaron y vieron crecer, a tus ojos que sabían y saben descubrir lo más oculto de mí. Me enseñaste a ser valiente y luchar por lo que creo, a defender con amor lo que quiero. A no...