Desasimiento
Desasimiento Había comenzado por hablar cada vez menos. Su mirada se fue haciendo inexpresiva. Renunció a los viajes, a los paseos, incluso al final a mirar por su ventana. Todavía más que un árbol seco —que aún puede dar cobijo a otras vidas— se había hecho rígido. Contaba cada paso y cada palabra. Un signo...