Yo decido
Tres de la tarde en Córdoba, Argentina. Siesta ferviente. Se acercaba nuestro tercer encuentro. Emilio ingresó al consultorio con pasos eufóricos, sus ojos verdes brillaban, sin sonrisa aparente. Se sentó, con su singular mutismo, como era habitual todos los viernes a la misma hora. Él era mi paciente. Personalidad linfática con carencia de afecto, familia...