Restos de una infancia mal curada
Aquella noche él llega a casa temprano, inesperado, inconveniente. Al oírlo le tiembla el corazón. Lo imagina girando su llavero de cuero roído en la cerradura, dejando su gabardina ocre en el perchero de la entrada, un perchero que ya estaba allí cuando firmaron la hipoteca y que quizá también estaba allí antes del anterior...