La distancia era su mejor aliada.
Emocionado miraba hacia todas partes, miraba a toda esa gente extraña y ajena a su emoción y a su desbordante alegría. Acababa de regresar sin avisarle a nadie ni siquiera a Magnolia. Bueno, menos a ella. Quería darle la feliz sorpresa, quería los más cálidos y espontáneos abrazos y besos de la mujer con quién...