No te duermas por favor

No te duermas por favor

Steph Saar

23/08/2017

Realmente es gracioso cuando digo: voy a empezar de cero, todo será diferente esta vez y me he mentido tantas veces que ya perdí la cuenta. Ni el lugar ni el tiempo han cambiado absolutamente nada; me engañé creyendo que mis problemas se quedarían en cada ciudad que dejaba pero éstos siempre regresaron con más fuerza a recordarme el doloroso pasado. ¡Ya deja de huir, ya no más!

Muchos dicen, una mente ocupada ayuda en todo, a mí eso no me sirvió de nada y me encerré tanto en mi dolor, que aleje a todos de mí. Con el tiempo me quede sin familia, sin amigos, sin nada. Lo que yo tenía no se podía llamar vida. Devoré cuanto libro se me cruzó porque leer era lo único que me mantenía cuerda en esos momentos. Me encantaba vivir otras vidas, estar en otros lugares, sentir que otro tipo de problemas me abrumaban pero que al final encontraría un camino y todo estaría bien, que lástima que en mi vida real no sea así, me decía.

Seguramente a todos nos ha pasado en algún momento que un día nos levantamos y decimos: ¿qué ha pasado conmigo? no somos capaces de reconocernos en un espejo porque nuestra sonrisa se ha borrado, nuestra mirada de ha marchitado y a duras penas respiramos. Pues eso me sucedió, y tenía dos opciones en la mesa, hundirme aún más en la miseria, o hacer algo al respecto, pero estaba tan acostumbrada a esa vida que tenía tanto miedo de salir y ver qué cosas me esperaban allá afuera. ¿Cómo se recupera a una familia? ¿Cómo hago un amigo? ya había olvidado cuando fue la última vez que reí, que abracé, que besé.

No sabía qué demonios pasaría pero no me importó, hice una maleta y me fui. Ya estaba cansada de huir, estaba cansada de mí, de mi dolor, quería que todo termine de una vez. Llegue a un pueblito y subí a la montaña más alta que encontré, grité con todas mis fuerzas: ¡Ya no más! ¡Por favor, ya no más! Lloré hasta quedarme completamente vacía y sin aliento, después reí como una loca y me deje caer; contemplé el cielo por un instante y sentí como todo mi dolor se desvanecía lentamente.

Los días que pase en aquel pueblito fueron maravillosos, pero sabía que pronto tendría que regresar. Ya no vamos a huir más, ¿verdad?, me dije. Ya nunca más, respondí. Tenía toda una vida por delante, tenía que unir las piezas de mi rompecabezas. Nadie dijo que sería fácil porque estaba segura de que lo primero que debía hacer era curarme.

Somos tantas almas perdidas allá afuera buscando algo que nos haga despertar de ese sueño profundo que esperamos durante años y algunos jamás despiertan hasta que deciden hacerlo, por eso hoy te pido, no te duermas por favor, tenemos un viaje que hacer.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS