En lugares donde estábamos dominamos por la naturaleza, en donde la luna regia el respirar de los corazones, las paredes de los montes son verdes como el pasto fresco en medio del invierno, mirábamos donde volábamos, elegíamos en que transformarnos, tan simple como un árbol o una mariposa, las comunicaciones son vía mental, no se ocupa el juicio como primer arma.

Mira-vamos con el corazón, el amor incondicional nos unía perpetuamente solucionando todo, donde se respiraba soltar y se amaba dar sin esperar, veo a todos sonreír, veo risas que comunican paz, volavamos hacia lo alto de las cascadas donde nos reuníamos siempre para hacer nuestros rituales a la naturaleza, ella nos comprendía, como nosotros también, amor era la primera intuición para viajar tranquilo, cuando surge una inquietud el viento no duda en susurrar al oído el consejo que necesitas, siendo tan pura las relaciones, que también podías aconsejar al viento. Ese mismo día que todos estábamos juntos esperando el amanecer, como eternamente, paso lo inesperado, las líneas universales terminaban su recorrido, juntándose plenamente, con el amor floreciente, estábamos tan felices que no necesitábamos guardar para más adelante porque sabríamos que siempre seria así.

Entonces las águilas se juntaron para celebrar el retorno, lo que alguna vez pensamos que podía costar, pasaba ante nuestros ojos, corazones rojos. Al fin la tierra se había salvado, los hombres fueron liberados de todo sufrimiento, las oportunidades aparecían como los frutos de los árboles y todo cobraba sentido al caminar. Nunca había respirado ese aire tan intenso que llenaba mis pulmones, a la vez llenaba la mente de todos los colores que te puedes imaginar, más que un arco iris, la lectura de los ojos podía ser concreta, había llegado ese momento tan preciado, que muchos esperaban, pero que el iluminado siempre lo había vivido, entendimos de una vez por todas que no bastaba con quererlo, sino con pensarlo, como es poderoso el pensamiento, que todo se cumplen a su debido proceso, y para que todo siempre fuera perfecto solo había que decretarlo. Ya no cabía ninguna duda ni arrepentimiento, no existía alguna forma negativa de ver el aire entre esos árboles inmensos, donde se ve como el amor recorre cada rincón de los lugares, es ahí cuando pude observar e interiorizar que la misión nunca había comenzado, la era del amor incondicional comenzaba, sellando cada rincón vago de soledad.

Ya era imposible ver un grado de inconformidad porque todo estaba a nuestro paso, era como masticar sonrisas recién salidas del vientre, la negatividad nunca existió, fue un estado mental que poseía al bardo. Esto ya era un hecho, mire hacia alrededor vi como los animales sonreían, de un momento a otro la realidad era perfecta, pensando que el fin había comenzado, pero era todo lo contrario, esto recién iniciaba para todos nosotros.

Recuerdo plenamente cuando la chica de los ojos amarillos le dio su corazón a la luna, entonces comprendí que debía hacer lo mismo, pero ahí llego el viento recordándome que lo había hecho una vez, entonces reí pleno, me encontraba con el zorzal en mis ojos, era ahí cuando la visión había tomado un giro, no estaba preparado en ese momento. El ahora es sentir como todo se conspira en favor a la ayuda servicial que siempre habíamos querido. Me acorde de esos años cuando el oso gris de la cascada verde me decía unas palabras al corazón quebrado, todo cobro sentido, nada impedía que las ondas de colores sanaran las velas de los barcos rotos.

Por la mañana siguiente en la ventana de papel del Aliwen, junto a Cristal, nos dimos cuenta que nos estaban esperando con un desayuno de amor incondicional, los ingredientes si bien eran raros, tenían el mejor sabor, como una miel de ulmo recién sacada del panal, yo asombrado de como el sabor me recorría desde la cabeza a los pies, era la receta milenaria, no obstante no era la comida que solía ver en mis anteriores puentes, entonces reímos juntos, solo hubo comprensión, nuestros ojos se pusieron amarillos, no entendí bien que pasaba, preferí soltar para no quedarme con la duda, pues Cristal dijo: que había aceptado al sol dentro mío, ahora podía ver todo con luz, nada era más hermoso, ni siquiera necesitaba compartir la emoción, la familia estelar solo sonreía, lo veía cuando miraba el cielo estrellado, estando casi seguro de que estamos en la tierra prometida, prometida por quien, los mismos que alguna vez intentaron generar duda en la sangre que me recorría, pero eso no importaba, ellos no estaban ni siquiera adornando el contexto, se habían extinguido, y la brisa mañanera me dio un fuerte abrazo. Cristal me transmitió que había comprendido todo, ella seguía sintiendo el sabor exquisito de esa mañana, pero el viento contesto que era hora de volver al árbol, todavía quedaba mucho por interiorizar, solté la brisa, para tomar retorno.

Tuve que estar preparado para lo que vendría más tarde, jamás pensé que Cristal tomaría la sensata decisión de ir a vivir al mar, nunca me lo comunico, telepática-mente sentía que algo podía suceder, pero como lo ojos amarillos no mienten, me quede tranquilo.

Salimos a disfrutar los paraísos rojos llenos de amor, los arboles nos miraban, mientras respirábamos el aire, cruzariamos el puente nuevamente, ahora no sabía dónde llegaríamos, como siempre positivos, pues que estábamos en el ahora. Saltamos una vez arriba de la hoja del pino, estaba fría, era poco estable, pero gigantesca, ¡estábamos sobre el mar!, hasta que me agarró la mano el grillo verde con ojos profundos, —“SALTEMOS»—dijo, señale retracto, y me fui en picada tal como ellos lo hacían, podía respirar en el mar sentí, la aventura comenzó, habían animales de todos los colores, todos los que tu mente pudiera imaginar, unos raros que no había visto jamás, tuvimos que sacarnos los zapatos, llegando a si a donde sentía que sería nuestro nuevo hogar.

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