Gomen’nasai, mi amor.
Llegó arrastrándose sobre sus pies hasta la esquina. Una alimaña, un hombre alimaña reptando en un jardín de cerezos y hormigón. Tal era la imagen que su mente le devolvía sobre si mismo, como un vómito sobre un espejo empañado. Apoyó la cabeza contra el acrílico de una máquina expendedora de bebidas y con pesar...