VULCANO, un camino al interior.
Le calculé unos sesenta. Alto, fibroso, con tostadas pantorrillas estilizadas por su ir y venir al volcán, calzaba zapatillas desgastadas, vestía bermudas amplias, camiseta y una gorra igual a las que había visto la tarde anterior en los tenderetes. Él la lucía a la manera de los bohemios parisinos, los poetas, los revolucionarios: resbalada hacia...