EL ZARZO
Dos meses gozó entre sus manos y sus pechos la preciada criatura. El tiempo se terminó y había que reanudar. Guardó las ingratitudes en el socavón de los recuerdos y entregó su bebe a quien a partir de ese momento sustituiría su papel. Tercio su bolso y las angustias al hombro. En cada paso llevaba...