Al final de la linea.
Tras el teléfono apretado firmemente contra la oreja se podía sentir la ausencia y él, no podía hacer nada. La jornada laboral había terminado y el aire frío de una ciudad cubierta por la nevada lo dejaba sin palabras apropiadas para confortarla, el tiempo con malicia avanzaba lentamente como si se burlara de los acontecimientos....