EL ÚLTIMO CARTUCHO
La verdad, los años se me mezclan y me cuesta distinguir unas cenas de otras. En todas ellas destaca, como un fogonazo rojo en una foto en blanco y negro, el mantel de papanoeles voladores, y un olor como a huevos cocidos, aunque en realidad no recuerdo que nunca comiéramos huevos en Nochebuena. El caso...