LA BALADA DE LOS AMANTES
La tarde caía sobre la ciudad dormida aquel día. Recuerdo que la quietud se palpaba en los rincones más alejados, donde se hacía eco con el cantar de los pajarillos que a esa hora se preparaban para recibir la noche. El frío se dejaba sentir al aire libre, en las calles, y en los huesos....