Amy
Era la primera vez, en muchos años, que Amy estaba nerviosa. El sol africano le había endurecido tanto las facciones que era difícil apreciar sus emociones; a ella tampoco le gustaba mostrarlas. Estaba desnuda y su piel, tremendamente oscura y azulada, brillaba como el ónice bruñido. En la intimidad de la única habitación que tenía...