Noble simplicidad
Alguien me dio un codazo en las costillas, no recuerdo quién, solo que entonces fui capaz de percibir como un lóbrego silencio lo colmaba todo. Noté sus miradas clavadas en mí. Sabía lo que tenía que hacer. Por desgracia, pensamiento y acción no van siempre acompañados. Mi hermana, sentada en el banco de atrás, posó...