ESTELA Y EL DESTINO

ESTELA Y EL DESTINO

MAIKA MAIKA

04/06/2017

¿Cuál es mi destino? una pregunta retumbaba en la cabeza de Estela un buen día al levantarse. Se acercó al espejo con el pelo desgreñado y ojos de sueño, se miró directamente en ellos y por un momento sintió vértigo al verse profundamente en su interior. ¿Quién soy y que hago en esta vida?. Desde ese día algo cambio en ella, se empezó a cuestionar todo, el trabajo, la familia, los amigos, la situación social que vivía. Se abrió un gran abismo ante sus pies, como si todo se derrumbase y cayera sin parar. Pudo ver que la vida no era lo que todo el mundo decía que tenía que ser, era algo más, en realidad una oportunidad de encontrar a su yo interior, al que todos temen en silencio y todos ansían en definitiva. Se dio cuenta que caminaba por la vida sin sentido, sin un destino, ni objetivo y meta a la que llegar.

Por ello, decidió emprender un viaje al Tibet, lugar que siempre le había llamado la atención. Nada más llegar, el contraste de culturas le choco bastante, ya que ella siempre había vivido en un pueblecito, hasta hacía un año que se mudó a la ciudad. Rápidamente tuvo que espabilar si no quería dormir en la calle, y buscando durante horas en esas calles llenas de puestecitos y diversos olores a mirra, flores y frutas, por fin encontró un anuncio de un retiro en un monasterio de monjes donde acogían a extranjeros para que tuvieran la experiencia de visitar su medio de vida y poder practicar sus actividades. Estela no se lo pensó dos veces, reservo su alojamiento y su billete de autobús y se encamino al lugar del retiro. Llego de madrugada y la condujeron a su celda, austera y con pocos medios. Descanso unas horas y al amanecer un monje le dio la bienvenida y le explico todo el funcionamiento del lugar. Asombrada con la vida de los monjes, Estela reflexionaba como podía existir en el S. XXI, un lugar tan anclado en un momento determinado de la historia, era como vivir en la antigüedad, sin ser un sueño.

Pasaron los días y las actividades de meditación, silencio a Estela empezaban a ponerla nerviosa, necesitaba el bullicio de la ciudad, sus gentes… pero sabía que debía resistir y ver que le motivaba a eso. Se dio cuenta muy rápido, ya que era una mujer muy inteligente, de que su intención era la de escapar de sí misma, por ser incapaz de mirarse por dentro y ver lo bueno y no tan bueno de su ser. En ese momento empezó su verdadero camino hacia su destino. Su destino era CONOCERSE A SÍ MISMA, como bien dice en el frontal del Templo de Apolo en Delfos.

Se puso en la búsqueda y averiguó que en el monasterio había una biblioteca y empezó a leer todo lo que podía entender. Pero un buen día un monje llamado Lan Ti, que la había estado observando durante un tiempo se acercó a ella y le pregunto -¿qué buscas extranjera con tanto ahínco?- Estela lo miró y sin pensar le dijo –A mí misma ¿qué otra cosa no iba a hacer?- el monje se quedó tan sorprendido por su franqueza que la acompañó cada día, aconsejándola en diversas lecturas y a ver las enseñanzas con una perspectiva no tan occidental, ya que sino no iba a entender lo que realmente querían decir. Pasaron las semanas y Estela sabía que se le agotaban los días para su marcha y volver a la realidad de su vida.

Lan Ti, se sintió muy agradecido por el respeto que había tratado las enseñanzas de sus antepasados, y le regalo un libro que hablaba del «Destino y el Tiempo», y le dijo que él estaría siempre para cuando ella lo necesitará. Al partir del monasterio Estela con lágrimas en los ojos se despidió de Lan Ti que durante ese tiempo fue un maestro para ella, y le había hecho comprender cosas que jamás imaginaba que podía ver de sí misma.

Al llegar a su ciudad, ansiosa cogió el libro que le había regalado con tanto cariño Lan Ti, en él una dedicatoria le dejo su maestro, que decía: “Si quieres conocerte a ti misma, no debes ir muy lejos, ya que en ti están todas las respuestas, tan solo busca a tu interior, vive como si fuera el último día, ten buenos pensamientos, sueña con los pies en la tierra, sé buena, haz el bien, acuéstate siempre en paz y no olvides que venimos para aprender, y si tienes la oportunidad da a los demás lo que has aprendido, se generosa lo necesitan tanto como una luz en la oscuridad”. Sus palabras retumbaban los oídos y la mente de Estela, así fue como descubrió que su destino era conocerse a través de la vida, y además transmitir a los que como ella necesitan ver con los ojos del alma. Sin miedos, ni prejuicios, tan solo vivir. Descubrió que no hace falta irse a ningún lado, para evadir la realidad, porque ella siempre te acompaña por muy lejos que te vayas.

Hay que vivir el presente y sacar de todas las acciones una enseñanza de vida, pero el camino no es fácil, al contrario es duro y largo, pero a ella le daba igual, estaba tan feliz de encontrarlo y ver realmente la vida tal y como es, mientras que otros están tan dormidos que tan solo creen que están viviendo, pero en realidad son personajes de una película de una vida que no es la suya.


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