Amanecer en tu espalda.
Amanecer en tu espalda, y recorrerla a besos y escalarla con los dedos, suavemente y sin despertarte, adormilado, y entonces: cerrar los ojos, y así tocarte, con los ojos cerrados. Creando un universo en cada surco, en cada defecto, en cada centímetro cuadrado de piel. Y después, imaginarla y sentir sin rozarte, y recorrerla de...