Grieta en la memoria

Grieta en la memoria

Mirlay Palma

20/07/2017

La persistencia de la memoria.

Que todo es fugaz y la eternidad un invento.

En esa casa encontré diseminados trozos de pasado
recorrí los pasillos con la intención de reunirlos todos, y armarlos
hallé más de mil piezas, las cogí y salí
dejé un rastro para no olvidar el camino
colgado en la pared estaba un falso de Dalí
recordé mientras andaba,
entre otras cosas; una mirada
mi mente fue invadida por una parvada de azulejos
que en sus cantos me hacían evocar un reflejo
en un riachuelo
en el que me detuve a pensar,
¿dónde estuve?,
¿quién vivió bajo ese techo, quién pintó esos muros
que ahora están desechos?
Y quise volver a ese antiguo lecho, seguí las huellas
que había dejado a mi paso,
al llegar, noté una inscripción grabada en el tronco
de un falso castaño
“la persistencia de la memoria, donde los seres
hacen eterna su historia”.

El recuerdo es un trozo de pasado que el tiempo transforma.

Tiempo, muéstrame tu cuerpo,
¿de qué estás hecho,
y adónde vas cuando sales por la puerta
con tanta prisa?
¿Acaso eres un ave y tu dueña es la brisa?,
intento detenerte para volar contigo
pero nunca te alcanzo, no sabes ser amigo.
Tiempo, muéstrame tu forma
¿acaso eres un círculo,
y siempre retornas?
A ti todos te esperan ansiosos
quieren domarte y cabalgarte,
pero de ese sueño despiertan inquietos, temblorosos
al notar que no es posible
pues resultas engañoso.
Tiempo, de ti soy esclava
me tomas en tus brazos
y me clavas tus dagas, no sabes de clemencia
no tienes paciencia,
me devoras cual bestia hambrienta
antes de la aurora, sin tener conciencia.

Sobre el olvido.

Una página en blanco.
Un asiento vacío.
La ausencia que no pesa
eso es el olvido.
¡Abre las puertas y las ventanas!
Deja que entre el rocío de la mañana
a humedecer el pasto,
que la grandeza del sol seque el llanto
que dejaron aquellas sombras sobre tus párpados.
Se elevan las aves por los cielos,
dueñas de su canto y de su vuelo,
voluntad y ligereza
porque eso es el olvido;
libertad y nobleza.
¡Hombres, ya no le teman a las alturas!
Desplieguen sus alas,
y dejen que el olvido les selle con dulzura
las grietas que dejó el pasado
en la memoria, en el alma, en el tiempo
sean como las aves;
y sin temor entréguense al viento,
que eso es el olvido;
dejar atrás el nido del recuerdo
y el dolor que los ata a lo vivido,
echar fuera el vértigo
subir la montaña y arrojarse
sin más al vacío.

Reto al olvido.

Grieta en la memoria.

Algo se ha roto en el mundo
se ha roto el mundo, o he sido yo
siento al tiempo atravesarme suavemente las costillas,
a la sangre espesa correr por mi piel de seda
al reloj con sus afiladas manecillas marchar con prisa
como mis latidos
como mis pasos en puertos remotos
esta vez se ha roto mi atmósfera,
aquella que parecía inalienable
en la que sólo estabas tú, y tu imagen
y ya no respiro,
se ha roto el aire
el mundo, o he sido yo,
están tus restos, las ruinas de tu figura,
las he reunido, las tomo en mis manos,
busco reconstruir tu rostro pero no lo consigo,
algo se ha roto en el mundo;
ha sido el tiempo, he sido yo
hay una grieta en mi memoria
sólo quedan tus cenizas, y las costuras permanecen abiertas.


Desde la otredad que es este círculo mío siento el fuego de otras miradas,
el flujo continuo, la vida que se fuga
y yacen bajo el suelo mis recuerdos destrozados;
un mundo anterior, donde estabas tú.

Grieta en el alma.

A través de esta rendija puedo divisar lo que pasa afuera
escucho los pasos de los transeúntes y sus voces,
atraviesan la grieta y se sienten los roces
se cuelan las luces, invaden mis ojos, me hacen olvidar a la noche oscura
se dibujan sombras que no reconozco sobre mi pared
al caer el crepúsculo sobre mi hendija pasa el frío también
calando mis huesos y en la luna amarilla
descansan mis versos
mi alma agrietada es una ventana que permanece abierta.

Reto a la memoria a evocarte,
y la victoria es del olvido.

Grieta en el tiempo.

Ese día quise romper con todos los caminos
que conducían a tu puerta,
desarmé el reloj para olvidar al tiempo
y destruí esa brújula que dejaste en mi cielo
en forma de constelación
miles de estrellas anidadas con tu nombre
que ya es cosa olvidada
y algo se rompió en el mundo
fue el mundo, fui yo
y quedó una grieta en el espacio.

Amnesia selectiva.

Le di cuerda al reloj que estaba en mi pared,
andaba en el ayer, estancado en la cena de las 6:00
apagué las luces, y abrí las ventanas
quemé las persianas junto a tu retrato,
le entregué tu voz al olvido
y di por perdidos aquellos días no vividos
en la habitación dejé los recuerdos
que mi mente inventó junto a ti,
toqué un réquiem en el piano
cerré la puerta y seguí
disociación de un pasado, la pérdida de un rostro,
de un nombre, de una historia
el tiempo transcurre y yo he roto los restos,
la memoria.


Vuelvo a ese lugar en donde los sueños nacen
florecen como nenúfares en el río del tiempo
brotan las semillas que sembramos ayer,
vuelvo a pisar ese suelo, voy de tu mano y lo riego,
vuelvo en un sueño.

Oniria.

Esta noche tu silueta es la de antes
tu pasos insinuantes me hacen olvidar al ayer.
Otra vez estás tú, a mi lado
hablando de la muerte y de la vida como la misma cosa,
que todo es fugaz y la eternidad un invento
−me dices−
mientras le sonríes al tiempo burlándolo
con la misma gracia que alevosía
tu cadencia no responde a leyes naturales
son convenciones sociales
−contestas−
mientras te enredas el pelo con los dedos
que hoy no hubo desvelo
−me dices−
“despierta, sólo es un sueño”.


Sabía que iba a encontrarte aquí,
en las grietas del tiempo,
en un viaje, en un sueño.
Te he buscado, sin descanso
en los rincones de mi mente delirante
en la abstracción, en el instante,
sabía que estarías aquí.
El sueño es un fragmento de un recuerdo ya enterrado.

La lluvia cae despacio sobre los tejados
cansados,
ajados y rotos de mi memoria
el agua traspasa los agujeros y me moja los recuerdos
como una imagen fija estás, frente a mí
exacta figura, porcelana de la más pura
con el aroma propio de un jardín
brillante como la losa recién lustrada
y fresca cual mañana templada
te miro como queriendo ser de ti
como queriendo ser el tiempo
y gobernarte, poseerte
como queriendo ser espacio
y abrazarte, contenerte
te miro, con los ojos fijos
como lobo frente a la luna
oh, Fortuna
vaya dicha volver a verte.



La desintegración de la persistencia de la memoria.

Se disgregan las piezas de un ayer distante
amanece, y el recuerdo de ese sueño se va
como un soplo, desvanece
ante mí, se rompen las formas
grieta en la memoria
en eso que fuimos, y que somos,
pero ahora transformados
por el paso del tiempo sobre nuestros ojos cansados
me miro al espejo buscando encontrar
esa imagen, el reflejo
del fantasma que vuelve a mis noches
el espíritu añejo que viene en su coche
en vano, lo intento
pues no hallo más que restos de una sombra,
una voz casi apagada te nombra
pero he olvidado quién eres
algo se ha roto en el mundo
y se ha desintegrado la memoria de todos los seres.

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