El verano
Ahora mi calle ya no es mi calle. Mi calle tenía barro y rodillas con heridas que rezumaban mercromina durante el largo verano que comenzaba con la hoguera de San Juan. Buscábamos madera por las casas: sillas rotas, cajones que no encajaban… Todo valía para que el fuego llegara al cielo y abriera la puerta...