Nada de rey, menos de hermosa
La calle donde crecí ahora está desolada, pero de eso no quiero hablar. Esa calle que recuerdo era ruidosamente joven; las casas crecieron con nosotros, prueba de ello eran cuatro crespones, uno por cada hija, que fueron creciendo, creciendo, floreando. En la entrada de la casa había dos pinos delgados y esbeltos que llegaron tan...