Ginger y Fred
La neblina del río al anochecer apenas me permitía ver unos metros a mi alrededor. Solo podía divisar el reflejo de las luces de las casas del otro lado del puente, como lágrimas temblando en el lecho del Moldava. Volvía a casa dando un rodeo, escuchando cómo mis zapatos desgastados provocaban, en el húmedo empedrado,...