La chica de ayer.
Eran las doce del mediodía, yo sentada en una sencilla cafetería de barrio esperando ver tus oscuros ojos atravesar aquellas oxidadas verjas, mientras mi pulso se aceleraba y yo intentaba disimular la tensión leyendo el periódico, confiaba que saltara una notificación emergente en mi móvil, que anunciara que te demorabas cinco minutos más, pero sin...