Suerte
La ingenua Dolfina jamás creyó que el rubio alemán, integrante de una de aquellas cuatrocientas cuarenta y tres familias de agricultores y artesanos que formaron Villa Carlota, traídas por Maximiliano a Yucatán para colonizar el estado en 1864, no fuera a quedarse con ella después de dejarla preñada en el primer –y último- encuentro. Así...