Yo ronco, tú sufres
No sé por qué, nunca te he contado la verdad. Aquel miércoles de otoño, iba conduciendo hacia la tristeza. En el gris de los edificios se reflejaban los cálidos matices de las hojas. Deseaba que esa calle se prolongara y que, al llegar al fondo mi despacho hubiera desaparecido. Estaba tranquilo, hipnotizado por esa presentadora...