Lo familiar de nuestra amnesia nacional
Son las siete de la mañana de mil novecientos veinticuatro. Se recoge tu adolescencia en la cocina y, bajo un gorro, escondes tus trenzas. Serán veinte primaveras las que delaten tu sonrisa a las ocho en punto. Tú dices que esperemos al matrimonio pero yo te sorprendo en la despensa. Nos puede oír tu padre....