Un vetusto judío rojo
El abuelo, delgado, y con un poco de pelo en los costados de la cabeza, tenía una mirada melancólica, tal vez por la nostalgia (o cicatriz) de su otredad; aquel joven Biniamin que extravió en tierras del este, luchando por causas que creía justas pero hoy olvidadas. Valery, mi padre, traducía historias que contaba el...