ENTRE DOS REFLEJOS
Como casi todos los mediodías del mes de agosto en Madrid, el calor era insoportable, y hoy, no sé por qué, el sol parecía que arremetía con más fuerza. Apenas había sombras en la cuales resguardarse y el sudor empezaba a resbalar por mi espalda. Caminaba mirando al suelo, sin ningún pensamiento en particular, pero...