La niña de tirabuzones
Recuerdo aquella tarde de un sábado de agosto con la misma intensidad que si fuese hoy mismo. El cielo pintaba un gris plomizo y el aire era cálido y pegajoso. Mi madre Felisa ya había salido de cuentas y tenía fuertes dolores. Estuvo toda la mañana recostada en la cama. Mi padre, Augusto, había salido...