Ausencia.
Los muchachos corrían al auto sus rostros agitados y contentos se mezclaban con la exasperación de siempre. Tener que esperar y esperar a Elenita, la hermana menor. Su padre ya tenía el motor encendido y su madre se daba un último retoque frente al espejo del maquillaje. Voy a ver qué hace. ¡No! -gritaron los...