El grito que colgaba de la nuca
No hay nada que más deteste que alguien me diga que recuerda con cariño los olores de su infancia. Porque los olores de la mía son de mierda y gallinas sucias, de zahúrda, bosta y sangre. Es un olor de dolor y llantos. *** —El muchacho no va a estudiar. Lo digo yo y no...