Escúchame
Víctor oyó las voces con la misma intensidad que la descarga de guitarra. Ya no era el susurro que lo atormentaba desde que Marina se marchó. Esta vez, entendió lo que le pedían y estaba dispuesto a obedecer. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando pidió el tercer trago. No sintió prisa, el momento...