Historia de mi vida
-¡Valentina!-volteé para mirar a mamá-quítate de ahí gorda, que te pueden atropellar-decía porque estaba en medio de la calle, en cuyo costado había una casa grande, turquesa, con un chinchorro en el centro de la sala. Cada vez que llegaba corría al chinchorro como si me esperara con los brazos abiertos. -¡Santiago! ¡Llegó Valentina! –gritaba...