LOS OJOS AUSENTES
AHORA, IDENTIFICO LA IMAGEN del monstruo de mi niñez con la enfermedad que, como una nube gaseosa y gris, ha entrado en mi mente para devorar mis recuerdos. Mamá murió a las trece horas y veinte minutos del diecisiete de abril de dos mil quince, en su cama y en mis brazos. Su última mirada...