SECRETOS COMPARTIDOS
Sigilosa, subió de dos en dos los escalones que la llevaba al desván. Un lugar oscuro, invadido por telarañas. El aroma a moho la sacudió. Pensó en las ratas, a veces las escuchaba corretear, y un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Pero ni el temor a esos roedores repugnantes la hizo desistir de...