¿Y si volvieras?
¿Sabes cuánto te he echado de menos? Era algo que no paraba de resonar en mi cabeza una y otra vez mientras me aprisionabas con tu brazo y volvía a clavar mi nariz en tu clavícula, otra vez, como solía hacer. Y minutos después ahí estaba yo, con las rodillas en el pecho, fumándome hasta...