Final alternativo
Nada más morir, he despertado en la otra orilla. Desnudo. Sentado en un diván confortable, construido con un material etéreo, en medio de una sala de cristal, planta ochocientos, con vistas a Madrid. Una voz gruesa y sinfónica, de hombre y mujer a la vez, proveniente de quién sabe donde, anuncia a continuación un pase...