UNA TARDE DE DOMINGO
Nos encaminamos aquella tarde, entre esquelas de desamor, imágenes de san Antonio, ropa barata y diversidad de baratijas, que exponían los comerciantes para su venta los días domingos, muy cerca del santuario. El aire parecía faltar a los pulmones, pues el remolino de gente que obedece al llamado del campanario, es monumental. Unos acuden para reafirmar su fe,...