Sí me lo permites.

Sí me lo permites.

Karenn Cañón

24/08/2020

Sin remordimientos pero con precaución me acercaré a ti, dejaré llevar mis adustas palmas al resplandor de tu sentir en compañía del tacto por entre tus dóciles e irascibles sendas, acariciaré de ellas, y por ellas lograré recorrer todo aquel limitante deseo que alguna vez pude tener. Llegaré a tu pecho y en comitiva con un ósculo podré conceder pinceladas al lívido óleo de tu piel, él como siempre aniquilándome con aquel gustillo deleitoso. 
Comenzaré con un color primario ardiente que asfixie mi vista… o pensándolo mejor, elegiré un tono cálido que la pueda renovar, el tono de tus ojos es un paradigma inmejorable; palmariamente un poco menos profundo. Lioso será mantener ojos puestos en la obra.

Por consiguiente a tu ubre desearé descubrir los agujeros ubicados en tu espalda; sofisticados e inusuales agujeros sin salida alguna. Allí me ocultaré un costoso pero codicioso tiempo, perdónadme cariño, aquellos de los que poco hablamos son incitación al delito y la tentación no me permitirá abandonarlos aún.
Ulteriormente conduciré el tranvía a tu labio inferior; sudado ya el camino, maldigo todo aquel pasajero que por el tranvía pudó haber pasado en mi ausencia. Empero sin más por lamentar, gozaré, sonreiré, me deleitaré y tomaré una ducha sensorial, llegaré al gusto de tu eminente y última cena, saborearé los párpados cerrarse lentamente, y sólo si tú me lo permites: deslumbraré todo tipo de acompañante que tengamos, manifestaré el resplandor del quejido más hermoso, el quejido que toma fuerza en la pausa del respiro. Él y yo seremos acompañantes de vida, juntos lograremos ser el fanatismo ciego al corazón, y lucharé, pero la fuerza de querer volver a tus labios me sustentará que el labio superior aún está esperando por mí. Vuelvo, beso, lamo, muerdo y trago. Después de aquel manjar quedaré un poco excitado, y sólo si tú me lo permites, recorreré las fibras de tu cabello con mis dedos ya acoplados a la suavidad y textura de tu alma. Nuestro silencio permitirá adorar la nota musical artística: típica de museo ochentero que hoy nos dará el privilegio de disfrutar la amable unión de tu cuerpo con el mío.
De las fibras a tus pómulos, de tus pómulos a tus labios, de tus labios al arcén de tu oreja, me recuesto, me mantego y me detengo allí sólo por un pequeño moment…¡bum! nuestro segundo, agudo, exaltado, pero claro quejido cobrará vida y renacerán las heridas, en consecuencia de tus largas y pálidas uñas raspando mi fructífera espalda; culpable, ahora las pecas de aquella destellarán sangre en el cumbre de la pasión. Y sólo si tú me lo permites el olor del fluido impregnará el juego de sábanas, las papilas olfativas conseguirán reconocer el clímax personal y darán apertura a la maravillosa inclusión, y sólo sí tú me lo permites, dudaré, pensaré, transpiraré, hablaré, pero sin manifestar mucho; temeré de no lograr expresar lo majestuoso y seductor que será escuchar nuestra penúltima y entretenida queja. Posteriormente y para rematar yo obraré heroicidad, la plenitud llegará, contemplará y cómo duende holgazán; ella ya querrá descansar.

||Nosotros dispuestos estaremos a cenar, deleitar y devorar placenteros guisos que en bufete dispondrán después de consumar||

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