Adrenalina
-¡Vamos! –dijo tomando mi brazo y obligándome a acelerar el paso. Llegamos al andén sin aliento, mitad por la carrera, mitad por el incremento de adrenalina. El convoy permanecía inmóvil, dando la sensación de estar esperándonos. Nos dirigimos al último vagón, pues suele haber asientos libres, y así fue. Tomamos asiento y aire. Por la...